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¿Qué comer antes de entrenar?

Para no presentar molestias digestivas, ni alterar el rendimiento y la recuperación de los entrenamientos debemos tratar de planificar las ingestas de alimentos tanto antes como después a la práctica deportiva.

Esto implica reducir (que no excluir de la dieta) ciertos grupos de alimentos como las grasas y la fibra antes de entrenar y potenciar los hidratos de carbono acompañados en menor medida de proteínas.

En este artículo vamos a ir analizando alguno de los factores más importantes que valorar a la hora de planificar nuestra alimentación en torno al deporte.

¿Qué deberías tener en cuenta cuando comes antes de entrenar?

Sin la planificación adecuada una comida o un snack rápido antes de entrenar puede acabar causando molestias gástricas que afecten al rendimiento, pero también pueden suponer mayor tiempo de recuperación.

Vamos a poner un ejemplo simple, ¿crees que comiendo un plato de fabada justo 45 minutos antes de salir a correr te va a sentar bien? ¿o es más probable que te produzca gases y molestias? Seamos sinceros, entrenar con flatulencias no es lo más agradable, pero aun menos es la pesadez que va a producir comer esa fabada justo antes de entrenar.

Tanto el que comamos, cómo el momento, las características individuales, el tipo de ejercicio, la intensidad del entrenamiento, etc. van a ser factores claves para planificar las comidas previas y evitar las molestias.

El Tiempo

Normalmente si la ventana de tiempo desde la ingesta hasta el momento de entrenar o competir es menor a 2 horas evitamos consumir grasas, fibras y proteínas porque ralentizan la digestión y por tanto es más probable que perjudiquen el rendimiento.

En estos casos debemos optar por hidratos de carbono simples fáciles de digerir y que podremos tomar unos 30 minutos antes de entrenar incluso. Por ejemplo, si vamos a comer antes de entrenar por la mañana, podríamos tomar unas tostadas con mermelada 1 hora antes y un plátano 30 minutos antes de realizar una tirada larga a primera hora del día.

Sin embargo, si vamos a tener más de 2 horas entre la ingesta y la práctica deportiva, tenemos más opciones y podemos realizar diferentes variaciones, dado que podremos incluir no solo hidratos, sino también proteínas y grasas.

Volvamos al ejemplo anterior, donde vamos a realizar un entrenamiento a primera hora de la mañana, pero esta vez en ayunas. En este caso la ingesta anterior al entrenamiento será la cena, por lo que tenemos más de 2 horas entre toma y actividad física. Si bien no es interesante tomar alimentos muy grasos o muy altos en fibra, aunque haya tiempo para hacer la digestión, una buena opción para cenar podría ser una pizza casera con un poco de queso, verduras y proteína.

La cantidad

Ahora bien, independientemente del tiempo del que dispongamos entre ingesta y práctica deportiva, cuanto menos tiempo tengamos o más cueste digerir la comida, menor deberá ser la cantidad que comamos.

Es decir, no es lo mismo comerse una tostada de mermelada 30 minutos antes que comerse 10 tostadas en ese mismo periodo de tiempo. Es cierto que son hidratos de carbono simples y que tardan menos en digerirse que los alimentos altos en fibra o grasa, pero por mucho que se digieran mejor, 10 tostadas van a producir molestias si entrenamos tan solo 30 minutos después.

A medida que se acerca el entrenamiento, menor deberá ser la cantidad. Al igual que cuanta más grasa, fibra o proteína tenga el alimento, menor deberá ser la porción a ingerir.

Eso sí, aquí van a influir mucho las características del individuo, especialmente lo entrenados que estemos a nivel gástrico cuando hacemos deporte. Es decir, puede que, si estamos empezando, sólo toleramos una tostada con mermelada, pero que, si llevamos años corriendo, toleramos 3 tostadas.

Hidratación antes de entrenar

Un pilar fundamental en el deporte es la hidratación tanto antes como durante y después. Si antes de empezar a entrenar nos encontramos deshidratados, durante la práctica deportiva aumentaremos el grado de deshidratación o lo que es lo mismo, aumentar el riesgo de sufrir lesiones, calambres, se reducirá la capacidad de coordinación y concentración, etc.

Por tanto, durante el día a día debemos ir bebiendo agua para asegurarnos que al ir al baño antes de entrenar el color de la orina sea clarito (color limonada). Si el color de la orina antes de entrenar se parece al mosto o zumo de manzana diluido, estaremos deshidratados y deberemos beber agua antes de empezar a entrenar.

La comida dependiendo del entrenamiento

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Aunque todo lo hablado anteriormente nos puede servir para la gran mayoría de casos, también debemos tener en cuenta el tipo de entrenamiento, dado que las molestias y las digestiones van a influir de diferente manera.

En definitiva, si queremos pautar correctamente lo que vamos a comer antes de entrenar para tener energía y no tener molestias, debemos considerar el tipo de entrenamiento.

Conoce el impacto de la dieta en el deporte

Entrenamiento de resistencia

Cuando realizamos algún entrenamiento de resistencia debemos poner en práctica los anteriores consejos.

Por un lado, necesitaremos tener los depósitos de energía realmente cubiertos para asegurarnos que no se gasten al poco de empezar a entrenar, por lo que más hidratos de carbono deberemos de consumir. Ten en cuenta que en los entrenamientos de resistencia tu gasolina será el glucógeno, es decir los hidratos de carbono almacenados.

Pero a su vez también debemos considerar que son entrenamientos que se ven más perjudicados por las molestias digestivas, por lo que consumir grandes cantidades de comida poco antes de entrenar o muy altas en fibra y grasas va a resultar más perjudicial.

Entrenamiento de Fuerza

No nos confundamos, que comemos antes de entrenar fuerza es importante. Que las molestias no sean tan frecuentes no significa que no debamos planificar que vamos a comer antes de hacer un entrenamiento de pesas.

Esta menor frecuencia de molestias gástricas nos permite incluir aquellos alimentos que debemos tratar de reducir los días de entrenamientos de resistencia intensos, sin dejar de lado los hidratos y las proteínas.

De nuevo, el que no se produzcan tantas molestias nos permite comer antes de ir al gimnasio algún snack simple o con algo más de proteína o fibra.

Eso sí, debemos evitar consumir grandes cantidades de alimentos, de grasas o fibras, así como aquellos alimentos que más molestias gástricas nos produzcan como pueden ser las salsas grasas, los fritos, las legumbres, etc.

Alimentos recomendados para después de entrenar

  • Arroz o pasta: recomendado por ser una gran fuente de hidratos de carbono y por tanto de energía.
  • Fruta: recomendado por su aporte de hidratos de carbono simples naturales que proporcionan energía inmediata para los entrenamientos.
  • Carnes blancas, pescados, huevos y sustitutos proteicos: recomendados por su aporte de proteínas que ayudarán a la reparación de tejidos y a la generación de tejido muscular.
  • Yogur: recomendado por su aporte de hidratos y proteínas, así como por su fácil digestión para ingerir poco antes de los entrenamientos de fuerza.
  • Tostadas de mermelada o puré de manzana: recomendados por ser fuente de hidratos de carbono simples de fácil digestión.

Recomendaciones y pautas nutricionales

Por tanto, cuando vayamos a entrenar lo primero que debemos preguntarnos es cuánto tiempo tenemos desde la ingesta hasta el entrenamiento. Si la respuesta es superior a dos horas podemos ingerir cantidades mayores y alimentos con más grasa, fibra o proteína. Pero si la respuesta es inferior a dos horas deberemos optar por alimentos ricos en hidratos de carbono simples, dado que van a ser más fáciles de digerir y nos aportarán energía rápida.Además deberemos prestar atención al color de la orina para saber si estamos hidratados correctamente, elegir los alimentos y las cantidades que más se ajusten a nuestras características e individualizar los tiempos con ayuda de un profesional.

Alimentos antiaging

Los seres humanos buscamos envejecer cada vez mejor y que nuestra calidad de vida nos acompañe muchos años y, para ello, lo importante es el balance global de nuestra alimentación; que sea equilibrada, variada y adaptada a cada individuo es clave para tener una buena salud.

Además, para conseguir este objetivo, en nuestro menú diario no pueden faltar legumbres, frutas y verduras y frutos secos. También es importante dar prioridad al pescado frente a la carne roja, por su calidad proteica, que nuestra despensa esté libre de productos procesados, priorizar siempre la compra de mercado y beber al menos 2 litros de agua al día, que pueden reforzarse con infusiones como el té verde (cuyos beneficios están demostrados en la reducción de enfermedades cardiovasculares) y aquellas que contengan jengibre, cúrcuma, hinojo, cardamomo…

Fruta y verdura, claves de la longevidad

Los expertos en longevidad coinciden en que debemos consumir principalmente verduras y frutas como base de nuestra alimentación si queremos prolongar nuestros años de vida. Es fundamental que nuestro plato esté lleno de color gracias a una gran variedad de estos elementos, así garantizamos un aporte de antioxidantes y de vitaminas imprescindibles para nuestra salud.

Los estudios dicen que basta con contar con 2-3 porciones de fruta (siempre mejor de temporada) al día y procurar que haya siempre unos 600-800 gr de verdura al día.

Cabe destacar que no toda la verdura es igual, las verduras de hoja verde como espinaca, acelga, rúcula etc. por su composición han demostrado mejorar la edad cognitiva en grupos de pacientes.

Por otro lado, las cebollas, espárragos, alcaparras están plagados de polifenoles que tienen la capacidad de eliminar células senescentes.

Además, la verdura por su gran contenido en fibra favorece el buen funcionamiento de nuestra microbiota intestinal, lo que se refleja en el bienestar general. Imprescindible incorporar ajo, cebolla, alcachofa, espárragos, entre otros si queremos tener una microbiota sana y activa.

Los frutos secos y la reducción de la mortalidad

Los frutos secos son ricos en grasas beneficiosas para nuestra salud, pero también contienen proteínas, hidratos de carbono y fibras prebióticas.

Esta composición tan completa y variada, hace que sean también algo calóricos, pero no hay que tenerles miedo, ya que su ingesta tiene una baja absorción calórica dado que sus nutrientes son aprovechados por nuestro organismo.

El consumo de frutos secos está asociado a una reducción de un 19% de la mortalidad, por ello, incluir 15-20 gr. al día prolongará la longevidad entre otros beneficios.

Legumbres y cereales para vivir más y mejor.

Existen estudios que demuestran que el consumo de legumbres y cereales integrales entre 100-200 gramos diarios se asocia con una mayor longevidad.

Dentro de los cereales integrales, destaca la avena por su composición, ya que esta posee una gran cantidad de minerales, como el zinc, fósforo, magnesio, y tiene más fibra que el resto de los cereales. Además, es rica en betaglucanos, un tipo de fibra con muchos beneficios a nivel de salud intestinal.

Por su parte, las legumbres, son uno de los alimentos más completos, y debemos incluirlos en nuestra dieta a poder ser de forma diaria si queremos beneficiarnos de una mayor longevidad. Cuentan con mayor evidencia científica en este campo la lenteja y la alubia, sin embargo, bastaría con tener una buena variedad de legumbres en casa para incorporarlas a nuestros platos de forma habitual.

Enfermedades No Transmisibles

Hipertensión arterial, obesidad, diabetes, afecciones cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y enfermedad pulmonar crónica son algunas de las patologías que se agrupan dentro de las llamadas Enfermedades No Transmisibles (ENT) y que presentan alta frecuencia en la población chilena.

Según una publicación de la Revista Médica de Chile, el 85,8% del total de muertes que se produjeron en nuestro país en 2019, se debió a este tipo de patologías.

Pero no solo impactan en Chile. Según la Alianza ENT -organización no gubernamental que busca impulsar acciones para la prevención y atención de las Enfermedades No Transmisibles- alrededor de 41 millones de personas mueren al año a nivel mundial por esta causa, lo que representa el 71% de todas las defunciones.

Para tener una perspectiva de esta cifra, las muertes oficialmente atribuidas al Covid-19, desde su inicio en 2019 hasta junio de 2022, superan los 6 millones de personas.

Una de las acciones para prevenir estas patologías es la Semana Mundial de Acción sobre las ENT, que se realiza desde el 5 al 11 de septiembre.

Factores de riesgo

El Dr. Jorge Jalil, cardiólogo y Past President de la Sociedad Chilena de Hipertensión, enfatiza que las ENT comparten varios factores de riesgo: sedentarismo, sobrepeso/obesidad, tabaquismo, alimentación no saludable y uso nocivo del alcohol.

“Según la última Encuesta Nacional de Salud, el 27,6% de la población en Chile presenta hipertensión arterial y el 12,3% tiene diabetes mellitus. A eso le sumamos que el 33,3% es fumadora, el 86,7% es sedentaria y el 74,2% tiene sobrepeso, obesidad y obesidad mórbida. Todos estos índices exacerban estas enfermedades, representando un riesgo aún mayor de enfermedades cardiovasculares y también otras ENT”, destaca.

El especialista advierte que en el último tiempo ha habido un notable aumento de la población menor de 40 años, que está presentando algún tipo de enfermedades no transmisibles, con el consiguiente peligro que ello conlleva.

“La hipertensión es considerada una de las enfermedades severas más catastróficas porque, entre otros motivos, es silenciosa y mucha población es hipertensa. Por lo tanto, al no ser tratada, aumenta el riesgo de accidente cerebro vascular, infarto al miocardio, daño renal crónico o insuficiencia cardíaca y demencia”, subraya.

En relación con la diabetes, los pacientes corren el riesgo de sufrir una serie de consecuencias que pueden causar la muerte o discapacidad, como la ceguera a causa de retinopatía diabética, infarto cardíaco, pérdida de una extremidad por oclusión de los vasos arteriales.

Chequeos preventivos

La buena noticia es que, aunque exista predisposición familiar para desarrollar este tipo de enfermedades, se pueden evitar mediante la incorporación de conductas preventivas y hábitos saludables.

“Si, por ejemplo, una familia es propensa a la hipertensión o diabetes, es importante empezar a controlarse desde joven para tomar precauciones y no esperar a que se establezca la enfermedad”, aconseja el Dr. Jalil.

El cardiólogo hace hincapié en la necesidad de medirse alrededor de los 20 años el colesterol, presión arterial y niveles de glucosa. Así como también controlar la presión arterial de los menores de edad, en el control de niño sano.

Cambios de hábitos

Aunque el cambio en los hábitos de las personas es crucial, el especialista reconoce que es uno de los aspectos que más cuesta modificar. “Hay que tratar de hacer un cambio a la vez y es necesario repetir un determinado número de veces para que se cree un hábito”, sostiene.

En relación a la alimentación, lo fundamental es cuidar la ingesta de carbohidratos de absorción rápida, como pan, galletas, papas, arroz, fideos, productos azucarados y un largo etcétera. “A mayor consumo de carbohidratos aumenta la obesidad, colesterol, riesgo de diabetes, entre otros”, agrega.

El Dr. Jalil aconseja optar por legumbres porque son más proteicas y, en general, consumir una dieta equilibrada, rica en verduras, pescado y disminuir -pero no eliminar- carbohidratos y carnes rojas.

Para romper con el sedentarismo es necesario moverse a diario, y varias veces en el día. Caminar de 45 minutos a 1 hora en el día (que no tiene que ser continuo) permite gastar, en promedio, entre 200 y 400 calorías, que multiplicado por 7, suelen suponer un gasto total por actividad física mayor a las 3 horas de aeróbica hechas en un gimnasio durante la semana.

Algunas ideas para romper con el sedentarismo:

• Pausas activas: programar una alarma para que se active cada 1 hora, y caminar o moverse por 3 a 5 minutos.
• Privilegiar escaleras por sobre ascensores y escaleras mecánicas.
• Bajarse unas cuadras antes de la parada habitual de micro o metro, para caminar hasta el lugar de destino.
• Cuando existan pausas o descansos, que son obligatorios, hacer series cortas de sentadillas u otros ejercicios.
• Si se está con teletrabajo y se cuenta con el espacio, caminar mientras se atienden llamados.
• Si el trabajo obliga a pasar 8 horas sentado delante de una pantalla, cambiar de postura de manera regular.
• Aprovechar las tareas del hogar para moverse más.
• Lavar el auto.
• Regar las plantas.
• Compensar una eventual vida sedentaria con actividades o hobbies que conlleven cierto esfuerzo físico. Por ejemplo, una clase de baile o un curso de jardinería.

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